Conozca por qué no funcionan las dietas
1 Mayo 2022
Es muy frecuente escuchar en las consultas expresiones como: "A mí no me funcionan las dietas", "¡Es que las dietas son muy costosas!", "No logro sostener estar a dieta". Y los nutricionistas no se cansan de decir: "No es la dieta, ¡es el estilo de vida!"
Es un modo de vivir que no tiene caducidad, no termina nunca. Esto no quiere decir que hay que vivir privándose de todo ni llevar una vida triste y aburrida, comiendo solo hojas verdes, y menos llevar una vida monótona, aislados de las reuniones con amigos o con la familia.
Lo cierto es que no existe un único tratamiento nutricional para el descenso de peso que sea 100% efectivo para todos. Las situaciones y condiciones individuales deberán ser evaluadas para adecuar las indicaciones a cada paciente de manera muy personalizada. Es por esto que la dieta o plan de alimentación que fue indicada por el nutricionista al vecino, al amigo o a algún miembro de la familia que sí haya consultado, puede que no se adecue plenamente a las necesidades de otras personas.
Quienes consultan con un nutricionista, muchas veces al intentar cumplir el tratamiento indicado, se dan cuenta de que no están logrando los objetivos propuestos por diferentes motivos, y por lo mismo deciden abandonarlo sin buscar la causa y tratar de corregirla. Estas situaciones que se vuelven reiterativas, generan frustraciones, angustias y más ganancia de peso.
Causas más frecuentes del fracaso en las dietas
- ¿Está siguiendo con las pautas establecidas?: es importante identificar qué indicación no logró cumplir a cabalidad. Cualquiera que haya sido, significa que no está siguiendo fielmente con las pautas y es probable que no logre la efectividad esperada con el tratamiento.
- La perseverancia es vital: los hábitos saludables deben incorporarse a la rutina diaria hasta que se conviertan en costumbre casi por inercia. Si bien es cierto que la transgresión ocasional no puede tomarse como un obstáculo para abandonar el tratamiento, tampoco se debe utilizar ese argumento como pretexto para repetir las transgresiones con mucha frecuencia.
- La práctica de la actividad física: establecer solo la implementación de la alimentación saludable (selección cuidadosa de variedad y calidad de los alimentos) y respetar las porciones indicadas sin excederse, es importante, pero no suficiente. La actividad física rutinaria y frecuente debe ser una de las patas que da sostén al tratamiento. La vida sedentaria puede ser una de las causas del fracaso en el intento de descenso de peso.
- Tratamiento simultáneo de ciertas enfermedades con medicamentos (corticoides, antidepresivos, anticonvulsivantes): interfieren en el metabolismo de los macronutrientes (proteína, hidratos de carbono y grasas), esto puede enlentecer el metabolismo, lo que implica mayor almacenamiento graso en el cuerpo. También pueden acentuar el apetito o fomentar la retención de líquido.
- Los factores hereditarios influyen en la predisposición de enfermedades: algunos generan mayor dificultad para lograr el descenso de peso o sostener a largo plazo el peso perdido. El porcentaje de posibilidad de heredar la predisposición de tener sobrepeso es muy bajo, pero sí influye el factor ambiental; es decir, los hábitos obesogénicos de la familia y del ambiente en que se desenvuelve la persona, inducen al sobrepeso, siendo los niños los más vulnerables a la hora de evaluar los daños instalados en ellos a causa de los malos hábitos de la familia, que fomentan el sobrepeso y la obesidad, la mala calidad y el exceso de los alimentos consumidos habitualmente, el sedentarismo, la falta de sueño adecuado, entre otros.
- Los trastornos de las glándulas tiroideas pueden afectar el metabolismo basal y, por lo tanto, el organismo consume menos calorías. Esto conduce al aumento de tejido adiposo, y consecuentemente, lleva a la persona a ganar peso más fácilmente y a perderlo con mayor dificultad.
- El climaterio y la menopausia: se ha podido comprobar que en esta etapa de la vida las mujeres tienden a ganar peso. Con los cambios hormonales relacionados al climaterio y la menopausia, un porcentaje importante de mujeres suele ganar entre 5 a 10 kg. La acumulación de grasa se da en la zona del abdomen más que en las caderas y los muslos. Sin embargo, los cambios hormonales por sí solos no necesariamente causan ese aumento de peso, pero puede tornar más difícil mantener un peso saludable. La recomendación general para combatir el aumento de peso en esta fase, es realizar actividad física, como caminata, trote, natación, andar en bici, o la actividad física que mejor se adapte a los gustos de cada una.
- El estrés: el cortisol es una hormona que se secreta ante una situación de ansiedad o de estrés, es una manera que tiene el organismo de defenderse, se la llama la hormona de supervivencia y cuando se secreta, estimula la producción de glucosa y, en consecuencia, se almacena mayor cantidad de grasa en el cuerpo. La secreción constante de esta hormona hace que el organismo disminuya la respuesta ante su presencia, lo que implica mayor secreción y, a su vez, aumenta los depósitos de grasa, especialmente la abdominal.
- La falta de buen sueño nocturno: durante el sueño se liberan las hormonas que van a permitir el buen funcionamiento de todo el organismo en las siguientes horas diurnas. El control del apetito y el gasto energético son controlados por hormonas cuya secreción están condicionadas al buen descanso nocturno. Si se duerme lo suficiente en la noche, se secretan de manera eficiente la ghrelina (hormona que provoca el hambre) y la leptina (hormona que inhibe la sensación de hambre). Cuando no se duerme lo suficiente, la ghrelina se secreta en proporciones mayores, la leptina disminuye su producción, y al día siguiente, la persona tiene más hambre de lo normal, y el apetito va dirigido a alimentos con azúcar. Por lo mismo, afecta el control del azúcar en sangre ya que, a falta de sueño, el organismo no regula de manera normal la glucosa. La recomendación de consensos internacionales es el descanso de 7 a 8 horas durante la noche. Si no se durmió suficientemente en la noche, no se recupera el sueño perdido durmiendo durante el día.
Efectos nocivos de las dietas restrictivas y de moda
El verdadero propósito de un tratamiento nutricional no es solo la pérdida de peso, sino mantener el peso logrado, a lo largo del tiempo. Todas las dietas restrictivas suelen llevarse a cabo solo por un breve periodo. Las dietas que prometen el descenso de peso brusco, generalmente conllevan riesgos para la salud, dañan órganos vitales y pueden favorecer las carencias nutricionales, por lo que no se las puede tomar como hábitos perdurables.
Al regresar a la “alimentación habitual” sobreviene el efecto rebote o reganancia de peso, esto suele permitir no solamente recuperar rápidamente los kilos perdidos, sino también ganar incluso más kilos. El mecanismo de ahorro del organismo se activa cuando se lo somete a la carencia de alimentos, es lo que nos juega en contra al momento de volver a la ingesta habitual de alimentos que fuimos restringiendo durante la implementación de planes de alimentación que limitan varios grupos de nutrientes.
Pequeños cambios que pueden tornarse perdurables para lograr el descenso gradual y sostenido del peso:
-Reducir las porciones de los alimentos.
-Evitar los alimentos endulzados con azúcar.
-Limitar el consumo de alcohol.
-Incorporar a la alimentación diaria frutas, vegetales y legumbres.
-Reducir el consumo de sal y de grasas saturadas.
-Es importante conocer la porción de comida que se adecue a la necesidad individual y servirse siempre la misma cantidad.
-Masticar al menos 30 veces cada bocado, y que la comida dure al menos 20 a 30 minutos.
Con base en evidencias científicas y la experiencia clínica, la principal recomendación consiste en un proceso de cambios gradual, pero sostenible; que la alimentación se adapte a las preferencias, gustos, horarios, condición económica, costumbres culturales y de creencias, siempre y cuando no sean dañinas para el organismo, y evitar siempre los excesos.
El ser humano es formado a través de repetición de rutinas, por lo que si se empieza con la práctica de hábitos saludables de manera progresiva, podrá incorporarlos de forma casi imperceptible hasta insertarlos a su manera de vivir.
Se puede mantener el peso logrado tras un tratamiento nutricional para descenso de peso, con mucha perseverancia, fuerza de voluntad y la práctica constante de los buenos hábitos aprendidos, conscientes siempre de que una transgresión no puede jamás significar volver a los malos hábitos.
Dra. Yenny A. Barrios V.
Nutricionista Clínica
Reg. Prof.: 573