Daños de las dietas restrictivas
1 Octubre 2022
La inmediatez se insertó tanto en la rutina diaria... que todo lo queremos aquí y ahora. Esto se traslada a cualquier situación que se presente, y con más razón a la hora de querer bajar de peso. La urgencia por conseguir los resultados y verse delgada/o lo más pronto posible exige a menudo intervenciones drásticas, que en la mayoría de los casos son interrumpidas o abandonadas tras lograr el objetivo.
Las dietas super restrictivas, ya sean disociadas, de un solo alimento, o cualquier otro tipo de dieta que no pueda ser sostenible a lo largo del tiempo, tienden a ser abandonadas tarde o temprano. Esto implica que el organismo sufra daños, algunos incluso irreversibles. Lograr la adherencia a un tratamiento nutricional o llevar adelante un estilo de vida saludable es de hecho una tarea muy difícil y siempre implica todo un desafío tanto para los profesionales de la nutrición como para las personas que acuden a ser atendidas por estos.
¿Cuáles son los daños al organismo?
-El efecto rebote: es la reganancia de kilos luego de cada intento por bajar de peso utilizando cualquier método que no sea sostenible a lo largo del tiempo. La reiterada restricción en la ingesta de alimentos y la subsiguiente reincidencia a los malos hábitos de alimentación hace que el metabolismo responda disminuyendo el gasto basal (cantidad mínima de energía necesaria para llevar a cabo las funciones básicas del cuerpo); es decir, se activan los mecanismos que intentan regular la restricción, a través de la termorregulación. Como consecuencia se pueden reganar los kilos perdidos. Es uno de los principales motivos por los que el cuerpo tiende a recuperar el peso perdido con tanta facilidad.
-Cambios en la secreción de las hormonas: las dietas bajas en grasa, especialmente las que reducen incluso la ingesta de ácidos grasos esenciales, pueden producir cambios en el ciclo menstrual, llegando a interrumpirlo (amenorrea).
-Osteoporosis y riesgo de fracturas: la disminución de la ingesta de los ácidos grasos esenciales produce carencia de vitaminas liposolubles (A, D, E) que promueven la mineralización de los huesos, aumentando el riesgo de fracturas, pudiendo incluso ocasionar osteoporosis.
-Hipotiroidismo: la implementación de diferentes tipos de dietas de forma muy repetitiva, sin la orientación de un profesional de la nutrición, en las que se descuidan alimentos que contengan nutrientes esenciales, puede modificar la producción de hormonas del sistema endocrino.
-Fatiga: debida a la restricción calórica y probable disminución de algunas vitaminas y minerales, como las vitaminas D, B12, ácido fólico y los minerales magnesio, hierro, potasio.
-Pérdida de masa muscular: como consecuencia de la inadecuada ingesta de proteínas.
Las dietas super restrictivas pueden también provocar pérdida de masa ósea, caída de pelo, uñas quebradizas, daños renales, aumento de los valores de colesterol y triglicéridos en la sangre, además del riesgo de producir hipoglucemia.
¿Qué significa adherencia al tratamiento nutricional?
Según la definición de la OMS (Organización Mundial de la Salud), la adherencia al tratamiento es “el grado en el que la conducta de un paciente, en relación con la toma de medicación, el seguimiento de una dieta o la modificación de hábitos de vida, se corresponde con las recomendaciones acordadas con el profesional sanitario”.
Cuando se toman medidas radicales, cuando se quiere todo muy rápido y, por lo tanto, se intenta implementar cambios en todos los aspectos de una vez, es decir, cuando se intenta de manera drástica llevar una vida saludable en la que no se permite cometer ninguna trasgresión, ni darse tregua alguna (salidas a comer, compartir con la familia o amigos, etc.); por mucho que sea el entusiasmo al inicio, el aburrimiento llega más temprano que tarde. Por eso, lo importante es ir generando los cambios de manera gradual, cumpliendo metas paso a paso, trazándose objetivos pequeños pero alcanzables, de tal manera que cada uno de estos hábitos se vayan insertando en la vida, en el diario despertar de cada mañana. Se puede, por ejemplo empezar solamente eliminando los picoteos. Continuar con la inclusión de ensaladas como acompañamiento de las comidas principales o reemplazando alguna colación por una ensalada de vegetales o bastones de vegetales crudos o cocidos, agregando más adelante frutas, disminuyendo el consumo de alcohol, achicando un poquito las porciones, luego incorporar la hidratación adecuada diaria. Moverse un poco más que antes, para luego avanzar hacia ejercicios físicos más organizados, capaz un poco más espaciados y luego hacerlos más frecuentemente.
Por esto, a la hora de bajar de peso, lo mejor es enfocarse en un CAMBIO DE HÁBITOS que modifique el estilo de vida (alimentación sana, hidratación adecuada, actividad física rutinaria, sueño reparador). Tener como aliado al profesional de la nutrición y al experto en actividad física debe ser una condición indiscutible, son quienes ayudarán a fijar esas metas realistas, las cuales permitirán no solo disminuir los números de la balanza sino también harán que mejore la salud física y mental.
Se debe empezar a entender que el organismo necesita de una vida saludable que se mantenga durante todo el año, no solo durante los meses previos al verano. Para lograr el cambio de enfoque del dietante crónico (la persona que está siempre a dieta), se debe reeducar en la alimentación, permitiéndole eliminar el miedo a ciertos alimentos y comidas, hasta que se consiga devolver al dietante la placentera sensación de disfrute del acto de comer, erradicando el sentido de culpa.
Es importante quitar el foco a la pérdida de peso, otorgando mayor importancia a los beneficios que aporta la vida saludable, como por ejemplo: laboratorios normales, optimizar el buen tránsito intestinal, el mejor estado de la piel, el pelo, las uñas, lograr la regularidad menstrual, el aumento de la energía, mejorar el estado de ánimo o lograr un sueño realmente reparador. Cuando se llega a la comprensión de que con los cambios de estilo de vida se mejoran todos estos aspectos mencionados, los niveles de ansiedad bajan y los buenos hábitos se vuelven rutina que no molesta, no pesa, no implica sacrificio.
Dra. Yenny A. Barrios V.
Nutricionista Clínica
Reg. Prof.: 573