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Alimentación para reforzar las defensas en época de frío

La estación invernal produce en el organismo una serie de adaptaciones. Debemos prepararnos para los cambios de temperatura que obliga a que reforcemos el sistema inmune y, por lo tanto, prevenir enfermedades.

Qué afecta a nuestro sistema inmune

Se debe disminuir el consumo de azúcar y carbohidratos simples, ellos disminuyen significativamente la capacidad de respuesta inmunitaria. En general, lo ideal es evitar:

-Comidas rápidas.

-Comer en forma rápida.

-Dietas Hipergrasas.

-Abuso del azúcar y la sal (el exceso de socio desequilibra el sistema inmunitario y agrava las enfermedades autoinmunes).

-Vivir con estrés crónico (aumenta las infecciones virales o bacterianas a nivel respiratorio).

Un sistema de defensas sano combate virus, bacterias y células malignas. Se debe evitar el frío y el estrés porque producen inmunodepresión.

Alimentación que beneficia al sistema inmune

Debemos insistir en mantener un plan alimentario equilibrado. Es decir, un plan alimentario con caldos vegetales, rico en frutas, verduras, cereales, proteínas de alto valor biológico e hidratos de carbono complejos. Por lo que se recomienda:

• Las verduras y las frutas contienen grandes cantidades de antioxidantes, así como vitaminas C, E y betacaroteno (provitamina A). Tienen propiedades antiinflamatorias que convierten los radicales libres en formas menos reactivas.
• Dentro de las frutas, los cítricos (naranja, pomelo, limón, mandarina, kiwi) son fuente de vitamina C, y tienen un importante papel antiinfeccioso.
• Aumentar la ingesta de yogur (kéfir).
• Quesos, por su riqueza en calcio.
• Vitamina D, por la disminución de la síntesis de vitamina D, por menor exposición al sol.
• Aumentar el aporte de líquidos (agua, jugos naturales, etc.): 40 ml/kg de peso, para fluidificar las secreciones del árbol respiratorio.

Nutrientes protectores

Vitamina C: cítricos, kiwi, brócoli, repollo, entre otros.

Vitamina E: frutos secos, semillas, etc.

Vitamina B6: banana, lentejas, etc.

Vitamina B9: legumbres, hortalizas de color verde oscuro, etc.

Vitamina D: lácteos, quesos, yogur, etc.

Vitamina A: lácteos, huevos, zanahoria, etc.

W3: prebióticos, probióticos.

Hierro: zinc, cobre, selenio.