El pesebre paraguayo y sus tradiciones
1 Diciembre 2023
“Muy lindo tu pesebre, muy rico tu clericó”. Con toda objetividad, podemos afirmar que el pesebre paraguayo es diferente al resto del mundo, además, es el espacio para el fortalecimiento familiar y comunitario.
El pesebre paraguayo es parte de nuestra identidad y del Patrimonio Inmaterial del Paraguay (aunque no esté oficialmente reconocido); especialmente el pesebre antiguo que aún se observa en el área rural, por los elementos utilizados en la construcción del mismo: los adornos como símbolos de ofrenda, las frutas y alimentos, y a los que denominaban los “juguetes del niño”. Por supuesto no faltan María, José, los pastorcitos, el gallo y el ángel, principalmente.
Los franciscanos, por la filosofía de su fundador San Francisco de Asís, valoraban la naturaleza, hecho que les facilitó interpretar y empoderarse de la cultura guaraní, creando poco a poco sincretismos que dieron origen a la cultura paraguaya; entre ellos, tenemos justamente a la costumbre de armar el pesebre.
Es sabido que la fecha de Navidad está ligada a los solsticios y, por ende, al culto o respeto al sol, a la luna y a la madre tierra. El guaraní siempre vivió en regiones de abundante vegetación y en diciembre se disponía de numerosas frutas silvestres, a las que se suman las que se fueron aclimatando en el transcurso del tiempo.
Características del pesebre paraguayo
La instalación del pesebre paraguayo consiste en armar una cueva de ramas verdes, en una habitación, bajo la enramada, el corredor o bajo algún árbol.
Por lo general, la cueva se construye de ka'avovei, que algún significado simbólico tendría para los guaraníes. Se constató que en las zonas donde no existe esta planta, utilizan otras disponibles que no se marchitan con facilidad.
Los adornos del pesebre
Las manifestaciones culturales eran proporcionales a la disponibilidad de los recursos naturales, y más aún cuando no existían tantos productos industrializados.
De la cueva realizada con las ramas, colgaban: pakuri, uvas, granadas, rosarios de maní, de tártago o de otras semillas llamativas; cáscaras de huevo de distintos colores y formas (en algunos se observaba huevos de avestruz); el chipa jeguaque colgaban de las ramas ; el hy'a o la calabaza seca de distintas formas y tamaños. Luego, aparecieron las estrellas y la luna de lata o de papel plateado o dorado, se hacían las guirnaldas de kuatia piriri (papel de seda).
La base se preparaba con panes de pasto o con arroz germinado (para darle textura y color diferente); los caminitos eran de arena con cantos rodados de colores. Rodeando la parte frontal, se colocaba sandía, melón, andai, mangos, zapallo, y la infaltable flor de coco.
Los más creativos fabricaban montañas o cerros con papel madera o arpillera; no faltaba alguna laguna o se colocaba un espejo. Con la llegada de la energía eléctrica a las casas, se incluyeron las luces, pero siempre hubo y habrá una vela prendida en homenaje al “Niño”.
El “Niño” no siempre estaba debajo de un ranchito y menos si es el “Niño de Año Nuevo”, que generalmente está solo encima de una roca; en muchos casos, la Madre y José están apartados.
Los juguetes del Niño
Los “juguetes del Niño” sólo se utilizaban en el Pesebre y se guardaban el resto del año; en un principio, consistían en las clásicas ovejas, el gallo, la gallinas, los patos, las vacas y otros animalitos como pajaritos o animales silvestres, que se preparaban de barro (ta´anga yvy). En los pueblos, algunos varones los tallaban de madera, tanto para sus pesebres y para los de los vecinos.
En las últimas décadas, se observan símbolos producidos por la moda y los medios de comunicación. Los niños aportan sus juguetes, sintiéndose así parte de la celebración.
El “regalo del Niño”, “la Niño gasto” o “Pesebre jepo'o”
Según la tradición, después de las 00:00 hs, tras finalizar el 24 e iniciando el 25 de diciembre, cuando las frutas y la chipa del pesebre están bendecidos, las personas que visitaban a la familia podían llevar la chipa o alguno de los frutos del pesebre. Esto se relacionaba con el compartir y con el “dar para recibir”. Tampoco faltaba el clericó, la aloja, o algún jugo o golosina para los niños.
La celebración de la Noche Buena
En Paraguay se impuso la celebración de la víspera del Nacimiento o la Noche Buena, esto es factible porque se realiza en verano, y el clima permite estar hasta altas horas de la noche socializando con vecinos y parientes.
Es común que los niños y adultos recorran los pesebres, algunos de ellos cantando.
La celebración de la Navidad y la construcción del pesebre es un acto cultural donde se visibilizan los símbolos de la identidad, así como el patrimonio cultural, natural, los aspectos antropológicos y sociológicos de cada cultura, su evolución y la pervivencia de las manifestaciones en el tiempo.
Margarita Miró Ibars
Historiadora - Investigadora - Escritora - Docente