Una visión holística de la alimentación
2 marzo 2021
En el área de alimentación, por lo general nos fijamos en la disponibilidad de los insumos para la gastronomía y no dimensionamos la incidencia que tienen los alimentos en las dimensiones culturales, religiosas, sociales, económicas, políticas, de la biodiversidad, de la disponibilidad de la tierra y de los acontecimiento históricos.
La dimensión cultural y religiosa:
En todas las culturas del mundo existen las comidas y bebidas ceremoniales con recetas especiales utilizadas para los distintos momentos simbólicos, incluso clasificados en ceremonias de mujeres o varones. Como ejemplo, tenemos el pan de la eucaristía, el pan sin levadura para los católicos; para los paraguayos tenemos la chipa presente en todos los momentos de la religiosidad popular. Existen recetas tradicionales para cada grupo humano con elementos disponibles en cada ecosistema junto a los productos del reino animal y vegetal. Ejemplo de esto es el pesebre paraguayo. En todos los grupos étnicos y culturas se presentan a los alimentos relacionados con la mitología, es decir, son los dioses quienes crean los alimentos para el pueblo.
La dimensión social:
Es evidente que el consumo de alimentos está relacionado con el estatus, los roles, las actividades laborales, la gestación, la lactancia, etc. En un mismo país existen distintas regiones naturales y ocupaciones demográficas diferentes, tanto de pueblos originarios como de migrantes. Ejemplo, quienes viven en la rivera de los ríos o mares, en las montañas, zonas áridas, zonas boscosas; siempre habrá diferencias en el consumo de alimentos.
La dimensión económica:
Desde los tiempos inmemoriales, incluso antes de que aparezca la moneda, existía el intercambio de alimentos o trueques, y los pueblos luchaban por la disponibilidad de los territorios productivos, incluyendo las zonas acuáticas, realizando incluso frecuentes refriegas y guerras. Los alimentos mueven las economías con las exportaciones e importaciones.
La dimensión política: Los gobiernos visionarios, aseguran los alimentos para su pueblo y que estos sean accesibles, un pueblo bien alimentado tendrán un alto coeficiente intelectual y aumentará la productividad en todos los aspectos.
La dimensión histórica: En cada era histórica existen realidades en la alimentación, así nos remontamos a la Edad Media con las Cruzadas, cuando los guerreros trajeron costumbres y alimentos del Oriente al Occidente; también el descubrimiento de América incidió en aumentar la diversidad de alimentos y la interacción con los otros continentes.
A partir de mediados del Siglo XX, nos enfrentamos a un proceso de globalización y de inclusión en forma progresiva de alimentos industrializados de baja calidad nutricional y a la pérdida secuencial de los alimentos tradicionales, lo que afecta a la salud del estrato poblacional rural y urbano de escasos recursos.
Mitología alimentaria de los guaraníes, el génesis:
El Verdadero Padre Ñamandu, el primero.
Habiendo concebido su futura morada terrenal,
de la sabiduría contenida en su propia divinidad,
y en virtud de su sabiduría creadora.
Hizo que en la extremidad (base) de su vara se engendrara la tierra.
Creó la palmera eterna en el futuro centro de la tierra;
creó otra en la morada de Karaí (oriente);
creó una palmera eterna en la morada de Tupa (Poniente);
en el origen de los vientos buenos (N y NE) creó una palmera eterna,
en los orígenes del tiempo-espacio primigenio (sur) creó una palmera eterna;
cinco palmeras eternas creó: a las palmeras eternas está asegurada (atada) la morada terrenal.
Hyapuguasu: El que mora en el Oeste y trae la lluvia, acompañado siempre de la cruz, el yvyra juasa y precedido por los relámpagos. Denominado también Ñandu Ru Guasu, es el Gran Padre Preexistente, quien crea la tierra y la sostiene con la cruz, yvyra juasa, junto a él aparece Maba´e Kuaa.
Mba´e pochy: Entes irritadas, espíritus malignos; la potencia de la ira es maligna y agresiva, pudiendo dañar el cuerpo y el alma. Creados para que los seres humanos valoren el bien.
(Continuará en la siguiente edición)
Cuanto más profunda sean nuestras raíces, más alto podremos volar. Anónimo.
Margarita Miró Ibars